
Los valles de Larraun y del Leitzarán, que unen tierras de Navarra y Gipuzkoa, son un auténtico santuario natural. Entre sus frondosas laderas de hayas y robles, un pequeño ferrocarril de vía estrecha serpenteaba incansable hasta su clausura a mediados del siglo XX. Hoy su espectacular trazado se abre al paso de ciclistas y caminantes ávidos de espacios naturales casi vírgenes.
(Foto: G. Arrugaeta)